Sin ascensores en la mayoría de las estaciones, con baños deteriorados, pocas luminarias y algunas escaleras eléctricas inservibles, se desenvuelve en su día a día el Metro de Santo Domingo.
Incluso los alrededores de estos lugares en muchas ocasiones se convierten en letrinas de vagabundos y transeúntes que realizan sus necesidades fisiológicas y otros que los usan como dormitorios.
Por estas deficiencias son comunes la críticas a las Oficina de Reordenamiento del Transporte (Opret), responsable de la dirección del servicio, pero aun así nadie reacciona ante la situación.
Mientras eso ocurre la administración del presidente Luis Abinader está embarcada en un ambicioso proyecto de ampliación del Metro que lo llevaría al distrito municipal de San Luis, en Santo Domingo Este, y en el oeste, se proyectó llevarlo hasta el municipio de Los Alcarrizos.
